Queremos agradecer al Banco Ciudad por su importante acompañamiento en nuestra misión de ayudar a que más personas puedan recomponer sus vidas, restituir sus valores y volver a ser felices.
Por medio de su apoyo, hemos podido acompañar con una beca a un residente que de otra forma no habría podido solventar su tratamiento, con todo lo que ello brinda. Esta beca implica el abordaje integral del residente y su familia por el primer año de su tratamiento.
De parte de la comunidad San Carlos queremos agradecer y honrar el compromiso del Banco Ciudad con nuestra sociedad, esperando sea un ejemplo a seguir.
Entrevista realizada en el año 2008 al presidente de la Fundación y al director del área de Prevención para el programa de television “Adolescentes en el Horno” que se emitía por el Canal America Tv.
Hernán Varangot probó todas las sustancias que tuvo a su alcance para llenar un vacío existencial; después de salir adelante gracias a un tratamiento armó la Fundación Grupo San Carlos para guiar a otros en este camino
“Yo agarré mi primer porro a los 14, pero creo que ya era adicto desde los 10. Es que cuando una persona se droga es porque tiene una especie de infección en su alma, la droga es sólo la fiebre, no la causa de la infección.” Carlos Hernán Varangot Rawson Paz, más conocido como Harry, resume así no sólo lo que le pasó a él, sino lo que como profesional especializado en tratamientos contra el consumo de drogas reconoce en los adictos. Es que él mismo, que creó y preside la Fundación Programa San Carlos, una comunidad de rehabilitación, es ex adicto.
Varangot tiene hoy casi 49 años y hace 26 que no consume ninguna clase de droga, salvo el tabaco: fuma diez cigarrillos por día. Sus ojos grises con vetas verdes no vacilan cuando cuenta su historia, se vuelven profundos y pensativos. No se avergüenza de su pasado: con una sonrisa de aceptación afirma que los errores cometidos en su vida son los que lo llevaron a ser lo que es hoy.
Empezó a consumir por tristeza, por soledad, porque no encajaba en ningún grupo. Su familia, de buen pasar económico, le había facilitado una vida cómoda y con todo lo necesario, pero en ocasiones pasaba días sin ver a sus padres.